Los Charrúas
Originariamente muy belicosos, se les atribuye haber dado muerte al navegante español Juan Díaz de Solís, cuando desembarcara sobre la costa en el viaje que comandaba, y que produjo el descubrimiento del Río de la Plata. Destruyeron todos los primeros establecimientos de los colonos, generalmente de construcción ligera; lo que produjo en buena medida que el territorio al oriente del Río Uruguay fuera dejado yermo por los colonizadores españoles afincados en Buenos Aires; y que solamente Hernando Arias de Saavedra desembarcara allí unos cuantos ejemplares de ganado vacuno, para dejar que se reprodujera espontáneamente.
Por eso mismo, el territorio por el cual vagaban los charrúas no fue atendido, hasta que los portugueses fundaron la Colonia del Sacramento, llevando a que se decidiera construir una posición muy fortificada en la bahía de Montevideo, lo que determinó que los indios se alejaran de la costa, hacia el norte; absorbiendo y extinguiendo a las poblaciones de los yaros y los bohanes.
Posteriormente, con el progresivo asentamiento de colonos y el desarrollo de “estancias” ganaderas cada vez más hacia el norte, las poblaciones indígenas más rudas — que no se integraban en las actividades ganaderas ni se mestizaban — se mantuvieron en gran medida dentro de los altamente despoblados territorios; depredando los ganados y a menudo agrediendo a los pocos colonos. Lo que llevó a la constitución en Montevideo del Cuerpo de Blandengues para combatirlos — en el cual se creó un “batallón de pardos y mulatos” integrado por esclavos liberados, y mestizos de diversos orígenes.
Su organización social era en grupos tribales, compuestos de una decena de familias, o poco más; y tenían un jefe o cacique, cuya principal función era dirigirlos en combate. Sus alojamientos consistían en simples tolderías, que construían con un armazón hecha con algunas ramas verdes de árboles, que curvaban hincando en tierra ambos extremos, cruzando unas con otras y colocando sobre ellas cueros de vaca, a donde penetraban por un escaso agujero. Normalmente iban desnudos, aunque en épocas de frío vestían algún cuero al que hacían un agujero para pasar la cabeza (antecedente del “poncho” gaucho); y solamente en los últimos tiempos usaron algunas telas obtenidas de los colonos. Carecían de todo aseo o costumbre de bañarse, por lo que exhalaban un verdadero tufo.
Considerando que casi todos los elementos de que se servían en la época de la colonización, provenían del ganado introducido por los españoles, es de suponer que antes de su llegada su cultura y condiciones de vida hubieron de ser totalmente primitivas.
- Formaban grupos de cazadores, recolectores y “pescadores”
- Usaban como armas el arco, flechas, boleadoras y “rompe-cabezas”
- Practicaban un comercio primitivo
- Se agrupaban en familias y tribus
- No conocían la propiedad individual
- Tenían una división del trabajo por sexo y por edad
- Habitaban viviendas de juncos, ramas y cueros
- Reconocían la autoridad de un jefe o cacique, especialmente en el combate
- Usaban una vestimenta primaria, el “quillapi”
- Tenían creencias muy primitivas:
- el espíritu maligno “gualicho”
- en una vida de ultratumba, por lo que hacían enterramientos colectivos, los “cerritos de indios”
- Se practicaban mutilaciones en señal de duelo.
Hablaban una lengua particular, aunque derivada del guaraní; de sonidos sumamente guturales, que pronunciaban moviendo escasamente los labios y empleando preferentemente la garganta y la nariz.
Habían aprendido a cabalgar “en pelo” con habilidad y lo hacían armados con una larga lanza de caña tacuara que podía alcanzar a una longitud de unos 3 metros, en cuyo extremo solían colocar un elemento afilado, hecho con planchuelas de hierro, que al parecer habían obtenido en tratos con los incursores portugueses que venían desde el Brasil. También usaban flechas cortas que llevaban reunidas y colgadas a su espalda.
Generalmente rastreaban las partidas de milicianos españoles que se adentaban en el territorio, permaneciendo siempre en sus cercanías; aunque raramente les presentaban combate. Cuando lo hacían, atacaban al galope de sus cabalgaduras, profiriendo fuertes gritos y matando a todos los hombres, para conservar como prisioneros solamente las mujeres y los niños, a quienes integraban en su grupo. Esta práctica dió motivo al argumento de una de las obras más valiosas de nuestra literatura, el poema “Tabaré” de Zorrilla de San Martín.
Por tal motivo, a pesar de su atraso cultural, durante cierta época causaron grandes dificultades a los colonizadores; y dada la imposibilidad de someterlos o asociarlos a la sociedad colonial, fueron siendo exterminados, tanto que en la época de las campañas libertadoras, quedaban apenas algunos cientos de individuos. Dice Azara que no eran más de 400.
El único ceremonial que se conoce que practicaban, era de carácter fúnebre. El muerto era conducido a una pequeña elevación del terreno, donde al parecer se inhumaba a todos los fallecidos, y se le enterraba conjuntamente con sus armas, ropas y demás objetos que le habían pertenecido; lo que originó los yacimientos arqueológicos charrúas conocidos como “los cerritos”.
A veces, parece que si el muerto lo había dispuesto así, se sacrificaba sobre su tumba a su caballo más apreciado. Las mujeres acostumbraban cortarse los cabellos en signo de duelo por la muerte de su padre, hermano, o esposo. E incluso, si el muerto era el marido, se cortaban una falange del dedo meñique o de algunos dedos más; por lo que dice Azara no haber visto ninguna mujer charrúa adulta que tuviera completos los dedos de sus manos.
Al parecer, ésa y otras prácticas de autoinfligirse lesiones, sería el origen de su nombre; ya que la palabra charrúa signicaba en lengua guaraní “los que se mutilan a sí mismos”. Eso también podría originarse en que, al decir de Azara, era costumbre que las madres perforaran el labio inferior de los hijos varones muy poco después de su nacimiento, para introducir en ese agujero un trozo de madera o “barbote”, que luego seguían usando durante toda su vida.
Sin embargo, las crónicas indican que quedaron con vida cuatro indios, de nombres Sanaqué, Tacuabé, su mujer Guyunusa y Vaimaca-Pirú; y que éstos fueron llevados prisioneros a Francia, exhibidos como ejemplares de una raza exótica y sus mascarillas incorporadas al Museo de Historia de París. También se afirma que Guyunusa tuvo una hija y que su padre Tacuabé logró escapar con ella, perdiéndose su rastro. Vaimaca-Pirú fué momificado, habiéndose devuelto su momia al Uruguay, recientemente. Estos son los individuos charrúas representados en una escultura existente en un parque de Montevideo, obra del escultor Edmundo Prati.
Interrogantes:
1.- ¿En qué departamentos se ubicaban los Charrúas?
2.- ¿Qué características físicas tenían?
3.- ¿Cómo construían sus viviendas?
4.- ¿Qué armas usaban?
5.- ¿Cómo se llamaban los últimos Charrúas?
Interrogantes:
1.- ¿En qué departamentos se ubicaban los Charrúas?
2.- ¿Qué características físicas tenían?
3.- ¿Cómo construían sus viviendas?
4.- ¿Qué armas usaban?
5.- ¿Cómo se llamaban los últimos Charrúas?
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