UNA PEQUEÑA SEMILLA
Oculta en el corazón
de una pequeña semilla,
bajo la tierra, una planta
en profunda paz dormía.
«¡Despierta!», dijo el calor.
«¡Despierta!», la lluvia fría.
La planta oyó la llamada,
quiso ver lo que ocurría,
se puso el vestido verde
y estiró el cuerpo hacia arriba.
De toda la planta que nace
esta es la historia sencilla.
M. F. Juncos
PRIMERAS LETRAS
El niño ya sabe,
ya sabe leer;
ya sabe las letras
de tanto querer.
- Mírame a los ojos.
Repite otra vez,
le dice el maestro
antes de llover.
- Ésta es la a,
aquélla, la be.
Ya leo los libros
que me enseñó usted.
El niño ya sabe
todo su saber;
su boca se llena
de risas y miel.
El maestro sueña
con volar con él.
(José González Torices)
EL FANTASMA CUCUFATE
El fantasma Cucufate
se dio ayer un sofocón:
se manchó de chocolate
la sábana de algodón.
La metió en la lavadora,
le echó mucho detergente
y la lavó media hora
con el agua muy caliente.
Y ahora como alma en pena,
enfadado y afligido,
vaga de almena en almena:
¡la sábana le ha encogido!
Le llega por las rodillas,
igual que una camiseta,
y luce las pantorrillas
y las medias de calceta.
Tiene un enorme disgusto
porque, de frente o de espaldas,
¿a quién va a matar de susto
un fantasma en minifalda?
Monstruos, brujas y fantasmas,
Editorial Brosquil
PELUSILLA
Pelu, pelusilla,
lla Bruja, bruja, bruja, ja
Monta en una escoba, ba
Y hace mucha magia, gia.
Vamos hacer la sopa
De las brujas, jas
¿Cómo se hace? Así:
Un sorbito de limón
Un poquito de jamón
Una pizca de melón
Y a comer con cucharón.
Es buena amiga de Pepón
Y va al cole con ilusión.
En el cole pinta, ta
Y hace plastilina, na.
INTERNET ME GUSTA
A mi después de estudiar
lo que me gusta es jugar
con internet y mi ratón
me divierto un montón.
Además de aprender
mucho con internet
hablo con mis amigos
que son muy divertidos.
EL FLAUTISTA Y EL FLAMENCO
Al lado del flamboyán
vive un flaco flamenco
que come frutas de día
y de noche duerme al fresco.
Pero en las noches de frío
se lamenta Don Flamenco:
— ¡Ay!, si viniera mi amigo,
el flautista Don Franchesco.
Bajo el frondoso frambueso
dormía plácido Franchesco.
— Mi amigo el flaco me llama,
¿qué puede estar sucediendo?
— Corre, corre amigo franco
que debes llegar a tiempo
lleva la flauta contigo
que la extraña Don Flamenco.
¡Qué preciosa melodía
hace brotar Don Franchesco!
— Hagamos todos silencio,
que ya duerme Don Flamenco.
(Lizet del Castillo)
DOS LUNAS DE TARDE
La tarde canta
Una bercense a las naranjas.
Mi hermanita canta:
La tierra es una naranja.
La luna llorando dice:
Yo quiero ser una naranja.
No puede ser, hija mía,
Aunque te pongas rosada,
Ni siquiera limoncito.
¡Qué lástima!
Antonio Machado (A Isabelita, mi hermana)
LA BRUJA MARUJA
Con una receta
que le dio su abuela
la bruja Maruja
preparó un brebaje
lleno de burbujas.
Puso en su caldero
plumas de lechuza,
polvos de murciélago,
lágrimas de sapo
y hojas de muérdago.
¿Qué hace Maruja
con tanto cuidado
y con tanto esmero?
Quiere que su escoba
vuele más ligero
porque le dijeron:
—Las brujas modernas
ya no usan escobas
porque son muy lentas
y no están de moda.
Por eso Maruja
quiere transformar
a su escoba vieja
en super veloz
auto de carrera.
Cuando ya está lista
la extraña poción
la bruja Maruja
rocía su escoba
con gran emoción
y repite alegre
las palabras mágicas:
—Escoba, escobita, serás la más rápida,
zim zalaca zum,
zim zalaca zom….
Pero, entonces… ¡BUMMM!
Hay una explosión.
Vuelan por el aire
la escoba y la bruja.
La pobre Maruja
¡ay! se cae al suelo,
se da un coscorrón,
pierde su sombrero,
le sale un chichón.
Y llora amargada
la bruja Maruja.
Llora sin consuelo
al ver a su escoba
toda chamuscada.
¿Se da por vencida?
Pues no, para nada.
Busca otra receta
que tiene guardada.
¿Qué va a hacer ahora
para ser moderna?
Pues si ya no puede
viajar en escoba
tendrá que volar
con la aspiradora.
LA BRUJA, LA BRUJA
La bruja, la bruja
se quedó encerrada
en una burbuja.
La bruja, la boba
con escoba y todo
con todo y escoba.
Está prisionera
chillando y pateando
de mala manera.
Tiene un solo diente
orejas de burro
y un rulo en la frente.
Que llore, que gruña
que pique su cárcel
con diente y con uña.
Que salte, que ruede
que busque la puerta
que salga si puede.
¡Se quedó la bruja
presa para siempre
en una burbuja!
Mª Elena Walsh
LA BRUJA BONACHONA
Una bruja bonachona
guiando su vieja escoba,
volaba bajo la Luna
en busca de caracolas.
Un duendecillo travieso,
viendo la bruja pasar,
le hizo señas con la mano
y se fueron a la mar.
LAS OLAS
Una, dos y tres
yo salto las olas
con un solo pie.
El sol por las tardes
ya no es amarillo,
reluce brillante
como un gran anillo.
El mar con las olas
lo invita a jugar
y él poquito a poco
se esconde en el mar.
Lo buscan las olas
ya se van, ya vienen,
la brisa en el juego
también se entretiene.
Yo sigo en la orilla
y juego también
saltando las olas
con un solo pie.
Anónimo
LAS GOTAS DE AGUA
Unas gotitas muy curiosas
querían la Tierra conocer,
pidieron ayuda al viento
para que las hiciera descender.
El viento les dice amistoso:
- Muy juntas os debéis poner,
para que forméis gotas de lluvia
y a la Tierra podáis caer.
Sobre la hierba verde del campo
en forma de lluvia han caído,
unas gotas refrescan las plantas
y otras gotas se unen al río.
El agua avanza contenta
siguiendo su largo camino,
regando a derecha e izquierda
las dos orillas del río.
Y al llegar al ancho mar,
después de un largo recorrido
cansadas ya de tanto viajar,
piensan en su nube con cariño.
- Amigo, amigo Sol,
calienta, calienta un poquito,
que estamos cansadas del viaje
y queremos subirnos contigo.
Suben las gotas contentas
porque el sol las está calentando
y, convertidas de nuevo en vapor,
una nube nueva están formando.
Luis Manuel
POEMA DEL ÁRBOL
Árbol, buen árbol, que tras la borrasca
te erguiste en desnudez y desaliento,
sobre una gran alfombra de hojarasca
que removía indiferente el viento…
Hoy he visto en tus ramas la primera
hoja verde, mojada de rocío,
como un regalo de la primavera,
buen árbol del estío.
Y en esa verde punta
que está brotando en ti de no sé dónde,
hay algo que en silencio me pregunta
o silenciosamente me responde.
Sí, buen árbol; ya he visto como truecas
el fango en flor, y sé lo que me dices;
ya sé que con tus propias hojas secas
se han nutrido de nuevo tus raíces.
Y así también un día,
este amor que murió calladamente,
renacerá de mi melancolía
en otro amor, igual y diferente.
No; tu augurio risueño,
tu instinto vegetal no se equivoca:
Soñaré en otra almohada el mismo sueño,
y daré el mismo beso en otra boca.
Y, en cordial semejanza,
buen árbol, quizá pronto te recuerde,
cuando brote en mi vida una esperanza
que se parezca un poco a tu hoja verde…
Antonio Machado
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